martes, 9 de noviembre de 2010

La sonrisa ancha

Quiero hablarles de la carta. Si de esa entidad con vida propia, con un origen y un destino y que, una vez que se cierra el sobre, deja ya de ser un papel para convertirse en el objeto más deseado durante el camino hacia su destino.
En mi trabajo diario como cartero, cuando llega a mis manos y la miro, siento su latir. Es como si desde dentro sus palabras, letras y frases, se agitaran nerviosas porque ven llegar su momento de esplendor: la entrega.
Miro a quien va dirigida, miro desde donde ha venido y empiezo a pensar en el momento en que veré la cara del destinatario al recibirla. Cuando se trata de una carta escrita a mano, personal, procuro, siempre que puedo, entregarla en propia mano, para mi es demasiado importante como para dejarla tan sola en el buzón, con la incertidumbre y la curiosidad de su destino. Pero muchas veces tiene que ser así, hay que dejarla y seguir con el reparto de facturas de teléfono, recibos varios y propaganda. Que también tienen su corazoncito.

Como digo en la portada del blog, no hay nada como la sensación de recibir una carta de alguien, escrita de puño y letra, en un sobre, con sellos. Alguien que quiere decirte algo con la calma que solo da el sentarse un rato ante un papel para escribir un mensaje.
Se de lo que hablo por doble motivo.
Primero porque yo he tenido el placer de recibir mis propias cartas y segundo porque tengo el privilegio gracias a mi trabajo, de ver la cara de la gente cuando las reciben.
Una señora de mi reparto me recibe siempre con una sonrisa cuando llego con el correo diario, casi siempre compuesto de las típicas facturas o recibos. Pero cuando llegan las cartas de Cuba, de sus parientes, ese día la sonrisa se vuelve ancha y su cara se ilumina especialmente. La mía también.

Cuando dejo atrás la casa, me inunda una especie de felicidad (y no es cursilería, es real) y me parece que todo sonríe alrededor con la misma anchura.

Así que despues de contarles todo esto, los animo a que se escriban. Seguro que siempre hay alguien a quien escribir. Con ello no sólo contribuyen a la supervivencia del cartero, del correo de toda la vida, sino que además van a ensanchar el mundo de sonrisas.

El cartero.

13 comentarios:

  1. Pues me ha gustado mucho este texto, Pablo. Transparente y fresco como el aire. Ni más ni menos. Dices lo que quieres decir, de frente y desde dentro. Eso es la literatura. Y punto.
    Abrazos fuertes y muchas gracias por publicar tu ancha sonrisa.
    PABLO GONZ

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  2. Disculpa, Pablo. Una nota: te enlacé desde mi blog para poder llegar hasta aquí más fácilmente.
    Más abrazos,
    PG

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  3. Ay! me acabas de ensanchar el alma!!!
    Ha sido precioso leerte, y no es cursilería, pero hay frases realmente destacables, como "ese día la sonrisa se vuelve ancha y su cara se ilumina especialmente. La mía también."
    Como dice tu tocayo, lo que cuentas es fresco, sencillo y grande!
    Un abrazo ancho!

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  4. Jo Pablo, que bonito. Me encanta como describes tu trabajo. Dejas claro que no solo es tu trabajo sino una pasión. Comparto contigo lo bonito que es recibir una carta a mano. También es grato recibir postales y compartir con el cartero o cartera el contenido de la misma. Yo cuando escribo una pienso en quien la entrega y en sus ojos curiosos y me gusta.
    Abrazos anchos y cálidos, como los tuyos.

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  5. Uy, pues ahora la sonrisa ancha la tengo yo, esa de oreja a oreja, por lo que decis. Gracias!
    Lo bueno de todo esto y me parece maravilloso es que lo que cuento lo vivo en el trabajo, parece un sueño pero es asi. Es mi rutina. Aunque no todo son sonrisas a veces.
    Muchos abrazos.

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  6. Cuando algo se siente así, se cuenta de desde el corazón.

    Sientes tu trabajo, tu corazón es quien nos lo describe.

    Abrazos ensanchados

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  7. Wow Pablo, hermosas letras. Me has hecho pensar en la veracidad y la vida de las letras al escribir. Sentimiento.

    Me encantó tu estilo de escribirlo. Que elegancia y que manera de plasmar lo que sientes.

    También te enlacé en mi blog.

    Un fuerte abrazo de un nuevo seguidor y de un simple ingeniero que a veces juega a ser escritor.

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  8. Me imagino que no todo será tan bonito en el reparto. Supongo que también tendrás historias de esas en que te juegas la vida cuando sale algún perro o vecino... jajaja.
    Por cierto, la enredadera de la foto es de mis flores favoritas. Las mujeres de antes (mi bisa y abuela) las usaban para ponerselas en la ropa porque se pegan.
    Besitos no de antes, sino de ahora.

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  9. La vida cambia vertiginosamente, pero aún puedo recordar la alegría infinita que me daba al recibir al cartero, cuando aún no existía la red, leía las cartas llena de ansiedad y felicidad, se podían oler y hasta abrazar :)

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  10. Gracias de nuevo! es que estoy emocionado con todo esto, por haber empezado el blog y por hablar de los carteros.
    Anita, la foto es de mi reparto, vi que se podían poner fotos propias y me acorde de esta y la flor es la veleza (creo, o por lo menos se llama por aqui pero no se si va con uve, ups). Su, la verdad es que todos los días disfruto del trabajo, yo creo por eso, porque me gusta y lo vivo. Artistalight, las dos cosas pueden convivir, la red y la carta, sólo hay que proponerse soltar un día el teclado y coger la pluma.

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  11. Otro abrazo Daniel de un simple cartero jugando también a escribir.

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  12. ¡Qué bonito, Pablo! Me ha emocionado mucho leerte y, sobre todo, ahora tengo unas ganas inmensas de escribir cartas...
    Un abrazo enorme (con sello y todo)

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  13. Me alegro More, y me alegro de que tardaras en escribir algo. Es a veces como el correo, que se retrasa un poco pero que cuando llega la emoción es doble.
    Un abrazo sin acuse de recibo, que no me hace falta.

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